Estoy viendo atardecer sentada en mi terraza. Estoy viendo atardecer porque a las 16.37 aquí está anocheciendo. Ayer lo vi en la playa y hoy en mi ventana al mundo favorita. En ambos casos me despido del día con agradecimiento (aunque de actividad aún me queden otras 6 horitas).

Hoy me he dedicado a no pensar mucho en lo que estaba haciendo y he acabado haciendo de ama de casa. La mañana ha sido ajetreada y no he podido pararme mucho así que después de comer me ha tocado poner en orden la leonera de mi ático. He limpiado la cocina, hecho la cama, recogido el baño, la ropa. He puesto una lavadora, he hecho el bizcocho que desayuna S. y he ido a comprar. He tendido la ropa y me he sentado a ver llegar la noche.

A veces pienso que ser ama de casa es uno de los mejores trabajos del mundo.

Echenseme encima, feministas. Yo disfruto cuando me da la vena señora de mi casa, y considero 1) que es un trabajo como cualquier otro, porque inviertes tiempo, esfuerzo, y fuerzas y 2) que es un trabajo que te recompensa con creces (no como la mayoría de trabajos de mierda que están disponibles actualmente).

Me gusta ser ama de casa porque amo mi casa. Es un lugar en el que me encanta pasar las horas. Me concentro antes las tareas más prácticas, rutinarias y simples y las hago (a veces de manera mecánica, a veces de manera consciente) con calma. Mientras estoy en el proceso normalmente estoy tranquila, de buen humor, y me da para pensar y tener algunas de las mejores ideas que se me ocurren. Me gusta ser ama de casa porque nunca es tiempo perdido el que dedico a que mi casa me de la paz y la tranquilidad que disfruto cuando vuelvo a ella, y tenerla limpia y ordenada (quién me lo iba a decir) me gusta mucho.

Como trabajo no está nada mal. Porque yo soy bastante antisocial, así que me gusta un trabajo en el que 1) no tengo que hablar con nadie, 2) no tengo que explicarme sobre lo que hago cada momento 3) me organizo como quiero y cuando quiero 4) no voy con el ansia de acabar nada 5) soy mi propia jefa y 6) el tiempo que le dedico es variable en función de mi estado de ánimo, fuerzas, y ganas.

Todas estas razones son las características que tendrá que tener mi siguiente trabajo. Así que es posible que me toque pasar tantas horas en silencio que escucharme se me haga hasta aburrido. Pero es increible que uno «no sepa qué es lo que quiere hacer con su vida» y en verdad lo sepa mucho más de lo que cree.

Desde luego que yo me considero (después de persona, vegana, deportista, lectora compulsiva, escritora de chuminadas, madre de tortugas) ama de casa. Es sólo una de las otras cosas que me componen. Y no me da verguenza serlo, en el siglo XXI, y con 24 años. Porque últimamente no me da vergüenza lo que hago. Lo que me compone, o lo que he decidido. Y desde que no me da vergüenza, me gusta aún más.

Deja un comentario