Escrito el 26 octubre 2016
Ayer llegó S. de visita a mi trabajo. Lo primero que me dijo era que estaba particularmente guapa.
Era mi segundo día de minimalismo en la ropa con el proyecto de 333, no había decidido qué ponerme y me había vestido sin pensar, y cuando me miré al espejo me ví completamente de mi estilo. Muy básica, muy normalita. Nada de especial. S. me vió con el moño chungo y la ropa de siempre y me dijo que que me había hecho para estar tan guapa. Lo que había sucedido es la forma en la que viví el día.
Era un día que se prospectaba muy completo y atareado, de estos días que de sólo pensarlo se te revuelven las tripas y la caca se mete para adentro del estrés.
Así que, visto que: tenía que hacer comidas y cenas, recoger toda la casa, preparar una clase ( y darla) hacer fotocopias, y pasarme 8 horas sola y encerrada llevando la tienda por primera vez, decidí tomármelo con un poco de filosofía minimalista de la que estaba siendo contagiada con el libro de Lucia Terol.
Me puse mi ropa de guerra y pasé un día estupendo porque puse en práctica las siguientes cosas:
- Focalización, concentración: me centré en la actividad que estaba haciendo o me tocaba hacer en ese momento, sinpensar en la pila de cosas que me esperaban después. Cada cosa tuvo su tiempo y, concentrándome en hacerla la hice más rápido, con resolución e incluso disfruté de ella.
- Tolerancia: acepté los pequeños inconvenientes que podían surgir antes de que aparecieran. Me traje libros para evitar aburrirme, no me molesté por los clientes fisgones que paseaban (siempre los hay asi que no iba a ser hoy una excepción ¿para qué enfadarse?), acepté que hubo cosas a las que por tiempo material no llegaba (hacer la cama, limpiar aquí y allá). Intenté ser lo más tolerante posible, y mi corazón estaba más tranquilo.
- Flexibilidad: mi talón de Aquiles. Ayer no me fué nada mal. A veces soy muy rígida: NO puedo ir a cenar fuera porque no tengo dinero, NO puedo comer una pizza para cenar (NO puedo comer una pizza), NO podemos salir que después llegamos más tarde y no cojo el sueño bien, NO estoy vestida para salir, incluso estoy un poco sudada…
Ayer S., después del día ajetreado que tuvimos, me propuso ir a tomar una pizza para la cena. Y acepté, después de pensar a todos esos NOES. Porque está bien tener un estilo de vida y tener ciertas reglas y limites. Pero cuando los límites te perjudican porque LIMITAN tu tranquilidad, tu felicidad y te vuelven una persona rigida, es el momento de dar tu brazo a torcer y aprender a FLUIR. Una cosa que para mí es muy dificil porque soy muy cuadriculada en ese sentido. Por si fuera poco, la pizza tardó 35 minutos en llegar , ¡y estaba muerta de hambre! Y encima, estaba bastante quemada, y no me supo a gloria. Aún así, me concentré en pensar que eran minudeces y ahora que miro hacia atrás, ya la recuerdo como una buena serata.
No sé si todo esto procede de una influencia directa que hace que los tres primeros días después de una revelación cagues unicornios y mariposas, pero quiero trabajar sobre ello para crear un hábito y que no sea solo hoy, sino el mayor número de días posibles. Porque conozco mis defectos que siempre están ahi, y, sin embargo, nunca trabajo para limarlos.
El caso es que hoy me he vuelto a poner la ropa (esta vez si que lo he pensado un poco, porque no sabía si iba a llover o no) Y en cuanto me he visto he pensado. Aquí voy otra vez, con mi ropa preparada para todo con la que me veo guapa y me siento bien. Creo que la belleza depende mucho de la actitud con la que recoges la vida _( como estas personas que las ves y ves que emanan luz…) y si no es así, ¿cómo es que S. se dió cuenta de que tenía un gran día porque estaba “raramente” estupenda?