El verdugo

Tengo que pagar la entrada de mi vida. Porque el tiempo está muy caro y yo me estoy volviendo pobre.

Tengo que dejarme de todo lo que me está rodeando, poniéndome capas horribles con todas las obligaciones que me esperan dettás de la esquina. Metemos las monedas para el por si. Para el por si quiero dejar de ser egoísta.

Pero si ésta es la parte egoísta de mi vida, no entiendo por qué de mí misma estoy teniendo en cambio así de poco.

Uno de los cretinos con los que me juntaba me mandó un mensaje vocal hace años comparándome como un diamante, y sabía lo frágil que éramos por dentro. Pero incluso destrozarse, en aquel tiempo, tenía algún sentido, porque la recompensa la sentías cuando los poros de tu piel transpiraban rabia de querer más de todo eso.

Ahora no quiero más de toda la parafernalia que he montado alrededor del núcleo. Que esto haya significado volverse grande, si la muerte vale en cualquier momento para cualquiera.

Por eso mi obsesión por el tiempo, porque me siento como si no quedara nada de eso para pensar en todo esto, Y sobretodo, para no pensar en ello. Para quitarme la rabia sin romper la casa, para darme vacaciones y ser libre de conducir mi vida hacia donde yo quiera.

Quería todo eso, y me he convertido en mi propio verdugo. Miro a mi alrededor y hacemos listas, tomamos un día para dormir a la hora de la comida y merendar a la hora de la cena. Para dejar todo patas arriba, y luego ir detrás recogiendo, porque ya te has convertido en alguien normal que no soporta las migajas en el suelo.

Tengo 27 años (casi) y ahora quiero 10 menos. Al menos para tener el tiempo para pasar de todo. Para que me den igual los problemas que ahora me incomodan. No tengo tiempo ni siquiera para tener amigos. Cada momento me lo guardo para mí, y durante toda la semana me los controlo para llenarlos de ocio productivo. Con las ocho horas de sueño, pueden irse a la mierda todas estas cosas.

Yo no digo que las casas no se construyen sin ladrillos.

Quiero tener una casa de viento y no sé cómo.

O lo sé, pero mi cabeza no me deja.

Es lo que quiero intentar con más fuerza ahora.

Olvidar mi idioma materno, con todas sus suposiciones.

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